segunda-feira, 27 de agosto de 2012

Juegos tradicionales


Reuníanse en una pulpería tres o cuatrocientos criollos y a veces muchos más, todos en buenos caballos, bien aperados y luciendo sus mejores prendas. Los más conceptuados por su valor en las peleas a cuchillo, los más forzudos en los trabajos de campo, los que ostentaban mejores corceles y más relucientes chapeados formaban el centro de aquella reunión y decidían pedir el pato al pulpero. El pato, un verdadero pato casero y a falta de este palmípedo, un gallináceo cualquiera metido muerto dentro de un saco de piel cerrado por cuatro manijas corredizas, constituía el objeto sobre que se iba a probar la fuerza de los jugadores. Bien montados, firmes en los estribos, agrupaban las ancas de los cuatro caballos y cada uno de los jinetes agarraba con la diestra una de las manijas tomando las riendas en alto con la mano izquierda, para no apoyarla en el apero.

El truco es, sin lugar a dudas, el juego de mesa más popular en nuestro país. Su popularidad no es fruto de la casualidad ni el resultado de una publicidad dirigida, sino-en estos casos no caben dudas- mas bien expresa una manera de ser y de sentir del pueblo argentino. Su origen hispánico lo entronca con nuestras raíces más antiguas, siendo su presencia una constante a lo largo de la historia. Distintos autores lo nombran como entretenimiento de gauchos y soldados en la gesta emancipadora, así como solaz de los milicos en sus largas vigilias en nuestros fortines del destino. Luego queda relegado y pasa a ser un juego campesino, pueblerino u orillero, un juego de boliche que, a diferencia de otros juegos importados, no tienen aceptación ni promoción en determinados estamentos sociales.


La Taba es un hueso astrágalo de la pata de la vaca, oveja, etc., llamado carnicol, en castellano.
Juego procedente de España, la que a su vez, lo heredó de los griegos.
Consiste en tirar al aire una taba de vaca. Si al caer esta queda para arriba el lado cóncavo a cara, llamado suerte, se gana. Y si cae del lado opuesto, llamado culo, se pierde. Si cae de costado no hay juego.

La riña de gallos era una de las grandes diversiones públicas dentro del ambito de los paisanos. El aficionado a la cría de estos animales de combate, los preparaba con dedicación y trabajo y era practicamente el que se llevaba todos los laureles
Este deporte que se oficializó recién en el siglo XVIII, se cree que tuvo su primer antecedente en el país en la provincia de Córdoba y fue Juan José Alvarado quien lo creó en 1757, aunque pocas noticias se tienen de él. 

Entre las cosas que hacen para divertir a los huéspedes, la destreza en montar a caballo es la ostentación favorita de un estanciero. Éste dispone que traigan unos cuantos potros sin domar y que los metan en el corral, que es un círculo cerrado de fuertes estacas clavadas en el suelo y atadas unas a otras con tiras de cuero; algunas veces son de tapias de tierra o de piedra. Colocan una barra a una altura proporcionada en la única entrada que tiene el corral, la cual es tan estrecha que no cabe más que un caballo a la vez.

Fuente: http://www.tierradegauchos.com

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